El Santuario de Lluc, donde reside el autor.

El Santuario de Lluc, donde reside el autor.

jueves, 21 de junio de 2012

Jesús y María a través del corazón


El día de la fiesta del corazón de María (16 de junio), la comunidad del Santuario de Lluc asistió a la inauguración/bendición de una pintura que representa a Jesús y a María contemplados a través de su corazón. Porque a Jesús se le puede mirar al trasluz de su pobreza, de su actitud profética, de su acercamiento a los humildes…. Las múltiples y diversas escuelas de espiritualidad, como también los fundadores de Órdenes y Congregaciones, han escogido su propio punto de vista. De ahí tanta diversidad.

Ahora bien, se da el caso de que no raramente las reflexiones, o más bien exclamaciones, de los adeptos a ambos corazones adolecen de un trato poco delicado hacia los textos del Nuevo Testamento. La devoción que nos ocupa está entretejida de ornatos y arabescos que, por lo general, no responden a la sensibilidad de nuestros contemporáneos. En la mayoría de los portales de internet que se ocupan del tema se proyecta una devoción pálida, lastimera y escasamente fundamentada.

No es suficiente con las buenas intenciones huérfanas de sentido crítico. Urge un viraje que recoja la abundante riqueza de la Tradición, a la vez que elimine los excesos y las deficiencias, el lastre acumulado a lo largo de los siglos. Es preciso entroncar la espiritualidad del corazón de Jesús con la sensibilidad del hombre y la mujer de hoy y olvidar las pinturas kitsch y las exclamaciones del siglo XIX.

Mi empeño a lo largo de mucho tiempo, como el de algunos de mis colegas, se ha concretado en darle un giro a esta tradición pictórica de rostros acaramelados y mejillas sonrosadas. Así como a la tradición literaria de expresiones lastimeras y quejumbrosas que responden a gustos literarios decididamente venidos a menos. La tarea resulta espinosa, pues no se desvía tan fácilmente el flujo de la tradición. Ni se abaten sin más los prejuicios acumulados.

Guía para contemplar el cuadro

El P. Ramon Ballester, que sigue de cerca las tendencias artísticas del momento y no carece de arrestos para establecer pautas en el museo del santuario, a falta del director/a que aguardamos, ha asesorado al pintor y explica el cuadro en los siguientes términos:

La pintura de los Sagrados Corazones de Jesús y de María contiene todo un mensaje bíblico y espiritual que quiere expresar la nueva lectura doctrinal hecha por la Congregación de MM.SS.CC. en sus decretos capitulares y diversos estudios.

Jesús Resucitado muestra las heridas de la Pasión testificando que ha dado la prueba del amor más grande, hasta donde ha llegado su entrega por amor (Jn 15). Destaca el pecho con la herida de la lanza que muestra el corazón abierto, traspasado (Jn 19,34-35). Es un Cristo triunfante de la muerte, que ha pasado por la cruz, la cual viene a ser como su trono dramático, a la vez que glorificador. De ahí que la sonrisa de su rostro confirme la esperanza de los creyentes.

La actitud invita a la contemplación y al compromiso de seguir contemplándolo en quienes hoy también se les traspasa el corazón. A ellos hay que servir con amor samaritano.

María se encuentra a su lado en actitud de oración de intercesión. Ella nos fue dada como Madre desde la Cruz (Jn 19,26-27) y participó de la Pasión de su Hijo como lo profetizó el viejo Simeón: una espada le atravesaría el alma (LC2, 35).

Ella conserva en su corazón numerosos recuerdos del Hijo (Lc 2,51) y rememora la encarnación del Hijo en su seno. Pide ahora que se hagan carne en nosotros las palabras del Evangelio...

El autor del cuadro

El pintor se llama Just Nicolàs, nacido en El Vendrell (Tarragona) el año 1946. Ha cultivado diversas técnicas: acuarela, aceite, cerámica, escultura. Sus obras han merecido reconocimientos internacionales. Su pintura es actual. A mí personalmente me complacen sus colores festivos y claros que conforman una especie de granulado. En sus obras echa mano de recursos varios para que la pintura resulte ágil y dinámica.

Puede que el autor de la tela no sea muy conocido en el mundo de las exposiciones y las ventas, pero es un buen pintor, con un estilo definido y cuya obra sintoniza con la sensibilidad actual en las formas, volúmenes y colores. Aúna en equilibrada síntesis algo del cubismo de Picasso y de los rostros estilizados de Modigliani. Se llama Just Nicolás, nacido en Catalunya y con familia en Mallorca.

El cuadro que nos ocupa preside la capilla interna de la comunidad de los Misioneros SS. Corazones del Santuario de Lluc. Lo contemplamos cada mañana mientras nos susurra que es preciso dejarse traspasar en el servicio a los traspasados. El Cristo de rostro juvenil nos infunde esperanza. Como Él, también nosotros estamos llamados a dejar atrás la cruz, la lanza y la espada. Lo cual se consigue si, como exhortaban los viejos profetas, se lucha por cambiar las espadas por arados y las lanzas por podaderas.

lunes, 11 de junio de 2012

Democracia agostada

Democracia: ¿real o formal?
El habitante promedio de nuestro planeta desea en principio penetrar en la sala de máquinas donde se cocinan las grandes decisiones de la comunidad y hasta asomarse a las cañerías ocultas por donde fluyen las mentiras, las ambiciones e incluso los delitos. Sí, desea saber lo que se desliza por las cloacas inferiores de inferiores de este espacio ornamentado y elegante que es el parlamento/senado. 
Al presbítero le ronronea detrás de la oreja la exhortación, que viene de lejos, de no destapar abiertamente sus preferencias políticas, sobre todo en el púlpito y en apariciones públicas. El razonamiento que sostiene la norma es válido: una predicación pública favorable a personas o actuaciones de marcado sello partidista de inmediato pone sobre aviso a los del partido contrario. En principio la Iglesia no debe posicionarse a favor de unos u otros cuando las decisiones y realizaciones pueden ser muy variadas.
Hoy en día, ya sea por motivo de las elecciones o por las dificultades de la crisis se habla de política por activa y pasiva. Tratemos de enfocar el asunto no a partir de la política que fluye por los diversos partidos, sino de la política en cuanto caudal previo a los mismos. La impresión inicial es que la democracia vigente en multitud de países parece descender a buen ritmo por el tobogán de la decadencia. Se observa meridianamente que quien manda es el partido y no el pueblo. Cuando tal sucede, la democracia degenera en partitocracia. Los partidos se preocupan mucho más de usar (¿usurpar?) la autoridad del pueblo que de representarlo debidamente.
Es de toda evidencia. Asigna el sueldo al político la maquinaria del partido (aunque para este asunto fácilmente convergen todos ellos). Sin embargo, quien de verdad contribuye al sueldo con su trabajo es la gente del pueblo. Se da el caso, por otra parte, que raramente se concede libertad de voto. Lo que el partido quiere y no lo que el representante del pueblo desea es lo que se va a votar. Quien transgreda esta norma sagrada se convierte en chivo expiatorio sobre el cual se ejerce la más rigurosa represalia. 
Representar al pueblo implica actuar de manera responsable a fin de que cunda el progreso y una mayor libertad. Pero sucede que cuando un partido está en la oposición actúa de modo totalmente desleal. Su objetivo consiste en desacreditar y derrumbar a quien gobierna. Si las artimañas usadas para ello dañan al país entero… resulta secundario. Luego, al pasar de la oposición al gobierno, le pide lealtad al partido contrario, la misma lealtad que él escatimó. ¿Les suena?
Regenerar la democracia
A estas alturas no creo haya muchas dudas de que los discursos parlamentarios tienen utilidad nula de cara al progreso del país. Los discursos de hecho sirven para -además de lucir la propia oratoria- zaherir, satirizar, reprender y ultrajar. Siempre y cuando el personal se mantenga despierto en sus escaños, lo cual no hay que suponer de antemano. Todo ello con la vista puesta en los titulares de prensa del día siguiente. Eso a medio plazo. A largo plazo, el gran objetivo permanece inmutable: mantenerse en el poder o -para la oposición- erosionar a quien gobierna.
Una democracia más auténtica y transparente exigiría una ley electoral menos favorable al bipartidismo, que acabara de una vez con la disciplina de partido, que no fueran los mismos políticos quienes se asignaran el sueldo, que una comisión ajena a los mismos controlara el gasto público.
Estas cosas, expresadas de muy diversas formas, se respiran en el ambiente, las transmiten las tertulias radiofónicas a través de las ondas y hasta se ventilan en las conversaciones entre vecinos. Las han recogido muchos movimientos ciudadanos al reclamar democracia real y soberanía popular. Porque de democracia formal, ficticia y virtual los ciudadanos andan más que hartos.
En este asunto de la política no debiera tanto interesar cambiar de amo cuanto dejar de ser sumiso al amo de turno, para tomar las riendas de las propias decisiones, las de la ciudad y del país a través de auténticos representantes. Creo que era Mahatma Gandhi quien decía que no es lo que importa cambiar de amo, sino dejar de ser perro. 
Importa dejar de ser sumiso y pasivo en cuanto ciudadano. Esa sí sería una adquisición fundamental. Pasar de perro a humano y luego a ciudadano. Ejercer con plenitud y justicia los propios derechos. Democratizar el poder y comprometerse a construir un entramado distinto que resultara más respirable, confiable y relajante

viernes, 1 de junio de 2012

Recuperar gestos y símbolos

El autor del artículo disertando sobre los símbolos
Hace un par de meses escribí una entrada que versaba sobre el panorama -poco alentador-de los sacramentos. Aprovechaba el fragmento de una conferencia que me encargaron para el XXXIII Encuentro de Santuarios en Ibiza correspondiente a Cataluña y las Islas Baleares. Si entonces ofrecía el inicio de mi exposición, ahora expongo el final.


En la liturgia prevalece el lenguaje de los símbolos. Un lenguaje más intuitivo y afectivo, más poético y gratuito que el de la palabra o el signo. Se comprende: la liturgia es una acción, un conjunto de signos performativos que nos llevan a la comunión con el misterio y a experimentarlo, más que a entenderlo. Es una celebración y no una doctrina o catequesis.

a) Razón antropológica referente al signo y el símbolo

El ser humano alimenta sentimientos e ideas en su interior, pero también las expresa exteriormente con palabras, gestos y actitudes. Y no es que tenga sentimientos, y luego los exprese para que los demás se enteren. No. Sucede que los sentimientos no son del todo humanos, ni completos, hasta que no se expresan, hasta que la idea no deviene palabra. La razón de ello radica en la dimensión corporal y espiritual de la persona: cuerpo en el espíritu y espíritu en el cuerpo.

Así, en la celebración litúrgica, la alabanza no es plenamente humana ni cristiana hasta que resuena en la voz y el canto. El sentimiento de conversión y la respuesta del perdón no se realizan del todo si no se manifiestan en las palabras de arrepentimiento: el yo acuso y el yo te absuelvo es una acción sacramental, simbólica, significativa, que reviste de materia la vivencia interior.

b) El símbolo va mucho más allá del signo

No se debería contemplar la celebración sacramental sólo desde la perspectiva del signo, por muy eficaz que sea. También hay que tomar en consideración las acciones simbólicas. La palabra vino es el signo / palabra que habla de una conocida bebida, pero la palabra no apaga la sed, ni emborracha a quien la escribe. El vino hay que beberlo. El gesto simbólico de dos novios que se entregan el anillo de bodas no sólo pretende informar de su amor: es un lenguaje más real que el de las palabras que indican su mutuo amor.

Tales símbolos no sólo comunican lo que quieren representar. Comunican, transforman, producen una nueva realidad. Equivalen a beber el vino, aunque más de uno considere el símbolo como antónimo de la realidad. Las palabras y el gesto de la absolución llevan a su realidad el encuentro reconciliador entre Dios y el pecador. El comer y beber de la Eucaristía es el lenguaje, simbólico y eficaz, de la comunicación que Cristo nos hace de su Cuerpo y su Sangre, y de la fe con que nosotros lo acogemos...

c) La función del Santuario ante el símbolo

Ahora habría que aplicar todo lo que precede a la pastoral de los santuarios. Pero aquí surge la gran dificultad. Por un lado los santuarios no pueden pasar por alto la fuerte institucionalización de los sacramentos que mantiene la Iglesia. Por el otro, es verdad que el espacio sagrado del santuario afina el sentimiento y facilita la apertura hacia el símbolo. Abundemos sobre el particular.

En nuestra sociedad a menudo la búsqueda de Dios se lleva a cabo en espacios religiosos que facilitan la interpretación personal de la fe. En los santuarios el aspecto subjetivo suele adquirir un mayor protagonismo. Quienes los visitan se predisponen para sentir una mayor vinculación con la trascendencia.

El santuario es un espacio propicio para los llamados católicos a su manera, los que no tienen más compromisos que los que ellos mismos se autoimponen, por ejemplo, a través del cumplimiento de una promesa. El peregrino tiende más a la expresión privada y subjetiva de la fe que al seguimiento de un rígido ritual.

En este contexto la persona se muestra más sensible a la acción de los símbolos. Cierto que los sacramentos cristianos están muy institucionalizados en la Iglesia y de ahí proceden muchas resistencias. Pero también es verdad que la gente postmoderna está más por el sentimiento y la emoción que por el razonamiento y la lógica. En este sentido sintoniza más con el símbolo, la experiencia y la emoción.

Muchas veces los peregrinos vienen después de largas ausencias parroquiales y quizás con una franca hostilidad hacia la Iglesia. Entonces el santuario debe ser una puerta siempre abierta a quien quiera reencontrarse con Dios y reconciliarse con sus hermanos. Para ello es importante la presencia de personal sensibilizado a fin de aprovechar la circunstancia.

Difícil tarea la de conjugar la función acogedora del santuario con la recepción de los sacramentos establecidos por la Iglesia. Este es el reto y la tarea. Me he limitado a exponer los términos y las dificultades. Dios quiera que sepamos encontrar la respuesta.