El Santuario de Lluc, donde reside el autor.

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viernes, 2 de abril de 2010

Personajes secundarios de la Pasión


En el relato de la Pasión de Cristo hay algunos personajes secundarios que llevan la maldición a cuestas mientras desfilan, año tras año, por el pasadizo de la historia. Su perfil queda un tanto difuminado en la lejanía de los años y en ocasiones hasta por la neblina de la leyenda.

Pilatos el indeciso

Ahí está Pilatos que en la tradición cristiana adquiere los rasgos de un individuo abúlico, indeciso y vacilante. Sin embargo, los datos de la historia dicen de él que era un gobernante cruel y ambicioso, intransigente y tozudo. Por supuesto, los judíos no le simpatizaban en absoluto.

Con deshonrosa habilidad obtuvo un préstamo del dinero del Templo para financiar un acueducto que jamás llegó a construir. En otra ocasión, para herir los sentimientos religiosos de los judíos, por pura maldad y malquerencia, hizo desfilar por Jerusalén los estandartes imperiales con la imagen de César Tiberio.

Fue depuesto de su cargo de procurador romano el año 36 y condenado por Calígula al exilio en las Galias. No pudo soportar la vergüenza y se suicidó, según el historiador Eusebio de Cesarea. Curiosamente las Iglesias copta y etíope le consideran mártir y a su esposa, Claudia Prócula, que se convirtió al cristianismo, la veneran como santa.

Barrabás el alborotador

Barrabás es el preso político más célebre de la historia. Pilatos lo liberó con ocasión de la Pascua, en lugar de Jesús. Los evangelistas lo tildan de ladrón, sedicioso y homicida. Parece que se le daba bien su participación en los motines y las revueltas. No le temblaba el pulso si tenía que hundir el puñal en el vientre del adversario.

Pilatos lo liberó a petición de la turba, instigada por los sumos sacerdotes. Hay quien aventura que pertenecía al partido de los zelotas, los patriotas judíos que luchaban contra la dominación extranjera. Cuenta la leyenda que, tras la muerte de Jesús, fue arrestado, destinado a las minas de azufre y reclutado como gladiador. Y que se convirtió al cristianismo antes de morir crucificado.

Anás y su séquito

Anás fue sumo sacerdote durante nueve años. Llegó a tener tanta influencia que le siguieron en el cargo cinco de sus hijos y su yerno Caifás. Ambicioso y codicioso, era célebre por sus fabulosas riquezas. No es de extrañar cuando tenía a su cargo el negocio redondo de la venta de animales para los sacrificios del Templo.

Al liderar un sólido linaje sacerdotal estaba en la cima del poder religioso judío. Aun después de abandonar el cargo mantuvo el rango y los privilegios correspondientes. A Jesús le tenía sin cuidado tanta magnificencia. No pidió excusas de ningún tipo cuando se encontró frente a él. De nuevo la voz de leyenda rumorea que Anás murió carcomido por la enfermedad y atormentado por el silencio displicente que Jesús había guardado ante él.

Caifás fue sumo sacerdote durante 18 años. Posiblemente consiguió esta posición gracias al matrimonio contraído con una hija de Anás. Era un político que se enriquecía con el culto del Templo y que ocupaba su cargo apoyado por Roma. Se mostró hábil para racionalizar una decisión que no era sino fruto de su deslealtad y cobardía: “es mejor que un hombre muera por el pueblo, que el pueblo por un hombre”.

Mientras pronunciaba la frase se rasgó las vestiduras y condenó al Nazareno. No para su gloria, sino muy al revés. Después de crucificar a Jesús, Caifás siguió persiguiendo a sus discípulos, a los que prohibía que hablasen de él en público. Murió víctima de una dolorosa enfermedad. En 1990, los arqueólogos descubrieron un osario con sus restos.

Herodes y su linaje

Herodes Antipas era el menor de los tres hijos de Herodes el Grande y de la samaritana Maltacia, una de sus diez esposas. Gobernó Galilea y Perea durante más de 40 años con el título de tetrarca. Sucedió también a su hermano Arquelao en Judea. Mandó decapitar a Juan Bautista y heredó la astucia política de su padre. No en vano Jesús le llamó zorro. Fundó la ciudad de Tiberíades y se casó con la hija del rey nabateo Arelas IV, de la que se separó para casarse con Herodías, hija de un hermanastro suyo.

Herodes interrogó a Jesús, el cual se mostró displicente con él. Al no conseguir un milagrito, se lo devolvió a Pilatos con una capa de loco sobre los hombros. Unos 10 años después, Antipas cayó en desgracia ante el emperador Calígula. Acusado de conspirar contra Roma, fue desterrado a las Galias, donde murió pobre y acompañado sólo por Herodías.

He aquí toda una serie de personajes carcomidos por pasiones de todo tipo y tamaño. Personajes secundarios cuya permanencia en la galería de la historia la deben a Jesús el Nazareno, a quien ellos rechazaron y crucificaron.



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