El Santuario de Lluc, donde reside el autor.

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lunes, 23 de abril de 2018

Amante a plazo fijo




Me inclinaba yo a pensar que el corazón humano era en esencia el mismo, con sus sentimientos de amor y de odio, de venganza y de ternura. Podían pasar los años y se repetían las emociones y hasta las situaciones con pequeñas variantes. Un día, de pronto, asoma la sorpresa por entre las páginas de un periódico. 

En efecto, cuenta la prensa que un psicólogo ha propuesto una nueva modalidad de convivencia matrimonial. A saber, un contrato entre los dos candidatos, que no recurra a palabras altisonantes y con fecha de expiración a corto plazo. 

El psicólogo inventó la receta, y ya una pareja se aprestó a presentarse ante notario y firmar el contrato. Las cláusulas del mismo dicen que van a convivir matrimonialmente por un período de dos años. Luego decidirán si renovar o despedirse. Uno de los artículos redactados por el notario señala que la mujer hará la cama y el varón limpiará los platos. Y siguen otras condiciones.

Reconozco que no se me habría ocurrido una tal propuesta. Yo era de la opinión que la convivencia matrimonial, dada su peculiar naturaleza, tiende hacia la totalidad y no es compatible con condiciones restrictivas. Imaginaba yo que la novia, junto al altar, o ante el alcalde, se sentiría ofendida si el futuro consorte le declarara amor por unos años determinados (dos, cuatro, seis), y pusiera condiciones a la convivencia: mientras no enfermes o no engordes, por poner unos ejemplos. 

Se me antoja, en efecto, que la inclinación amorosa por el otro queda devaluada y hasta ridiculizada cuando tales cosas suceden. En lugar de las palabras usuales acerca del amor eterno que une a ambos, y de la pasión sin fin que les une, los protagonistas quedan tan satisfechos con proponer dos o tres años de cama común. Y luego, si te he visto no me acuerdo. Las efusiones, las promesas de eternidad, se relegan a mera retórica hormonal. Cuando el instante se ha evaporado, lo que procede es usar el lenguaje legal y esperar a que finalice el contrato.

Aquello de que el matrimonio es un proyecto entre dos personas, de por vida, sin condiciones, habrá que revisarlo, de acuerdo a este nuevo proceder. Lo de que el corazón humano es siempre el mismo, tendrá que ser nuevamente puesto sobre el tapete. La idea de que el amor hace referencia a la totalidad y suspira por la eternidad, queda puesta en cuestión.


El nuevo invento es muy pragmático. En efecto, cuando un matrimonio fracasa hay que estar rondando por pasillos burocráticos en busca del divorcio, los interesados pasan malos ratos y casi siempre acaban endureciéndose y amargando la vida. Pues bien, problema resuelto, si se popularizan los contratos temporales. Traumatizan mucho menos, a lo que se ve.

¿Qué pasa con los hijos? Quizás pueden servir como elementos para equilibrar el contrato. Por ejemplo, uno de los cónyuges trabaja y el otro se ocupa del niño. Y cuando expira el contrato, se echa a suertes con cuál de los padres va a seguir viviendo. Aunque no necesariamente tiene que ser así. En último término, existen casas de asistencia infantil con las cuales podría negociarse el asunto.
Más difícil seguramente resultará ajustar las frases pasionales a la nueva modalidad matrimonial. En lugar de referirse al compañero como al “amor de mi vida” habrá que llamarle simplemente “amor de dos años”. Luego convendrá atarse un pañuelo al dedo meñique para no olvidar la fecha de expiración del contrato. 

Mirado el asunto a fondo y al trasluz, tampoco resulta tan novedoso. Se dice que un oficio, tan viejo como la humanidad, también relaciona el amor con los plazos fijos y hasta de carácter mucho más breve. ¿Será cierto aquello de que no hay “nada nuevo bajo el sol?”
Si el amor eterno se encoge para ser amor por unos años y a plazo fijo, habrá que prohibir al corazón usar palabras grandilocuentes, pasionales, o meramente cariñosas. Se convertirá en un corazón cohibido y disminuido. Mala cosa cuando la víscera que la persona lleva en el pecho justamente está diseñada para expandirse y repartir vida. Es que el amor a plazo fijo tiene consecuencias más graves de lo que pudiera pensarse. Termina por asesinar silenciosamente la auténtica naturaleza del amor y de la sede donde reside, el corazón. 

5 comentarios:

Unknown dijo...

Esto es el producto del sistema neoliberal creado por los Baby Boomers. Hay que mirar no solo la situación que trajo a muchos milenials a pensar de esta manera.Los milenials son prácticos. Vieron la hipocresía de los matrimonios de sus abuelos en dónde duraban muchos años pero sin amor ni respeto.Uno de ellos aguantando las carga que supone ese: para toda la vida.La condena de la iglesia si se divorcian...Ellos son realistas. Muchos ejemplos de doble vida en todo los renglones. La inestabilidad económica en la cual ni permanencia tienen y su razonamiento : para que traer hijos a un mundo cómo este? La mayoría de los que gobiernan son personas muy mayores que no piensan más que en sí mismos...que ante la gente se muestran de una forma y detrás son otras, que han corrompido el planeta. Ante tanta falta de coherencia los jóvenes responden intentando que lo que vivan sea de calidad.Respecto a los hijos prefieren tener mascotas. Quien puede ocuparse de hijos cuándo para sobrevivir necesitas dos o tres trabajos, dónde lo mejor es para los ricos.Aunque soy de la generación X los admiro y siento pena por lo que el sistema ha hecho con sus derechos y libertades.

Unknown dijo...

Esto es el producto del sistema neoliberal creado por los Baby Boomers. Hay que mirar no solo la situación que trajo a muchos milenials a pensar de esta manera.Los milenials son prácticos. Vieron la hipocresía de los matrimonios de sus abuelos en dónde duraban muchos años pero sin amor ni respeto.Uno de ellos aguantando las carga que supone ese: para toda la vida.La condena de la iglesia si se divorcian...Ellos son realistas. Muchos ejemplos de doble vida en todo los renglones. La inestabilidad económica en la cual ni permanencia tienen y su razonamiento : para que traer hijos a un mundo cómo este? La mayoría de los que gobiernan son personas muy mayores que no piensan más que en sí mismos...que ante la gente se muestran de una forma y detrás son otras, que han corrompido el planeta. Ante tanta falta de coherencia los jóvenes responden intentando que lo que vivan sea de calidad.Respecto a los hijos prefieren tener mascotas. Quien puede ocuparse de hijos cuándo para sobrevivir necesitas dos o tres trabajos, dónde lo mejor es para los ricos.Aunque soy de la generación X los admiro y siento pena por lo que el sistema ha hecho con sus derechos y libertades.

Luis Madrigal Tascón dijo...

En el fondo, querido Padre Soler, sobre el sistema neoliberal y demás lacras que señala la comunicante anterior, Doña Vilma Ivette Vázquez,sin descontar el puro y duro egoísmo materialista de siempre, el obsceno y miserable planteamiento de referencia -creo yo-incluida la prostitución notarial, obedece a una exclusión radical del noble arte de la Poesía, sustento del espíritu humano sobre la tierra. Excluida aquélla y el romanticismo, sólo quedan las vísceras y las hormonas sexuales, los andrógenos y los estrógenos. En España, el Reglamento Notarial prohibe (o prohibía) tal tipo de autorizaciones, pero tampoco me extrañaría nada que se produjesen de hecho comparecencias en tal sentido puramente animal. Este tipo de humanoides ni tan siquiera ha oído hablar del Cantar de los Cantares, cota suprema de la poesía bíblica amorosa judía, aunque tal vez no llegue a serlo de la poesía mística cristiana de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila. En una interpretación literal-naturalista, el Cantar de los Cantares puede entenderse y de hecho ha sido entendido como expresión amorosa, sexual, entre un hombre y una mujer. Por tal motivo, su inclusión en la Biblia hebrea, y la aceptación del mismo como libro sagrado, encontró algunas dificultades en el Concilio judío de Yamnia, basadas todas ellas en aquel tipo de interpretación. Tales dudas fueron zanjadas de modo definitivamente concluyente, cuando el Rabí Akiba declaró que nadie antes en Israel había dudado de su inspiración divina.

Y también desde los primeros siglos de la Iglesia cristiana, de un modo análogo, esto es, en una interpretación simbólica, que ha de prevalecer sobre toda interpretación literal, se entienden sus versos como la relación entre Jesucristo y la Iglesia (entre Cristo Jesús y el alma de cada ser humano, al margen de su sexo), por la bondad de la creación en general del ser humano sexuado, que proclama el Génesis: "Hombre y mujer los creó..." Y porque, en definitiva, el amor más noble, intenso y pleno entre un hombre y una mujer es reflejo y signo del Amor de Dios y el fruto de la Humanidad. No hay que desanimarse, Padre. Si ladran, es que cabalgamos. Y si se arrastran en la indignidad de la post-modernidad, el racionalismo a palo seco, el relativismo moral y la pseudo-democracia, sin duda es porque Dios aún no les ha iluminado con su eterna luz. Un cordial saludo.

Manuel Soler Palá, msscc dijo...

Luís: me alegro de reencontrarnos.El tema del escrito da para muchas interpretaciones, al parecer. YO lo escribí de modo un tanto jocoso, aunque ciertamente de acuerdo a uns claros axiomas.
Hablando de otros asuntos: ha habido alguna defunción por Madrid. El P. José Félix Núñez nos dejó. Le tenia aprecio. Era un hombre mesurado y sabio, aunque no hacía exhibición de su saber.
Saludos a Cándido y demás conocidos por ambos.

luismadrigal29gmail.com dijo...

Querido Padre Soler: Nunca nos hemos "desencontrado", pese a los acontecimientos exteriores, tan poco gratos, dentro de la razón o razones que podamos o pueda tener cada cual. Nosotros, siempre nos encontramos, cada mañana, en el mismo "lugar", el que transciende a todos los demás cósmicos, y en particular a los señalados por los meridianos terrestres y a la soberbia e intemperancia de los humanos, de unos y de otros.

Viví hasta donde pude los últimos días del Padre José Félix. Su segundo apellido, Lorea, en eúscaro, significa "flor". Además de eso -una flor mística, sin perjuicio de su fortaleza- él era un hombre santo y sabio que, sin presumir jamás de nada, sabía filosofía y teología en profundidad, además de latín y griego, de hablar alemán como los alemanes y amar la Poesía. Lo último que recordamos juntos fue el poema de Gerardo Diego al Ciprés de Silos. Lamento haber podido conocerle tan tarde, porque hubiese aprendido muchas cosas de él. Ahora que ya no le tenemos, pese a esperar la transcendencia eterna, siento un enorme vacío.

Con mucho gusto transmitiré al Padre Cándido y a quienes con él están sus saludos. Un abrazo, Padre Soler.