El Santuario de Lluc, donde reside el autor.

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miércoles, 12 de diciembre de 2018

Cápsulas navideñas


Navidad de verdad


La navidad no debería convertirse en una leyenda, lo cual sucede cuando la imaginación popular desenfoca y deforma el hecho histórico. Se dejan al margen unos aspectos esenciales y se enfatizan otros secundarios. O se endulzan.

Nada de interesarse más por el buey y la mula que por el niño. Bien está que en el pesebre no falten los ríos de papel de aluminio ni los angelitos colgando de un hilo. Pero no degrademos el misterio de un seno repleto de Dios, de un niño dormido en un pesebre.

Antes de que la navidad fuera navidad se celebraba la victoria de la luz sobre la oscuridad. El solsticio de invierno. Pero la vida no consiste en un círculo que vuelve sobre sí mismo una y otra vez. El niño que nace en navidad crecerá, cambiará su entorno y morirá. Nada será igual. El cristianismo no es un círculo que se repite, sino una línea recta con un término bien definido.

La navidad tiene un estrecho vínculo con los dichos de los viejos profetas: las espadas deben convertirse en arados y los lobos ser capaces de comer junto con los corderos. Una utopía como la de aquel profeta más cercano que soñaba así: …llegará un día en que nadie se fijará en el color de la piel  El niño de la navidad también nos señala el camino de la utopía, pues nunca llegaremos a construir un mundo de total fraternidad.

Con un poco de imaginación y buena voluntad tal parece que los transeúntes levitan. Los ángeles se multiplican en navidad.

Una asociación acertada: el Niño Jesús es la estrella que conduce al creyente a lo largo de la aridez del día a día. El chisporroteo de la estrella habla de la navidad y estimula a ensanchar el corazón.

La navidad se concentra en el corazón

Ni las esferas colgadas en el árbol, ni la nieve donde arrecia el frío, ni las leyendas de Papá Noel deslizándose por la chimenea consiguen despertar la verdadera alegría navideña. La Navidad auténtica empieza en el corazón de la persona y continúa en la generosidad de compartir el gozo con otros.


Ni las esferas de colores colgadas del abeto, ni los pesebres cubiertos de musgo marcan la estación navideña. Habrá que recurrir mejor a una sonrisa inocente y transparente. Como la de un niño grande que no se ha contaminado de ambición malsana ni se ha intoxicado idolatrando el dinero.

Es conveniente tocar con los pies en el suelo. Por arte de magia la Navidad no mejora la moral de los ciudadanos ni hace más amables a los vecinos. O quizás los mejore instantáneamente y a nivel muy superficial. Los valores y deseos que anidan en el corazón de cada uno, éstos sí se reflejan en la Navidad.

El calor humano, las atenciones y el cariño no pueden fallar en Navidad. Porque no es la fecha del calendario la que llena el corazón de alegría, sino la alegría del corazón la que justifica la fecha.

Los más cálidos saludos se intercambian en la festiva temporada navideña. Se augura lo mejor para quienes se mueven a nuestro alrededor. En el fondo se pretende despertar los mejores sentimientos del prójimo.

Falsa navidad

Todo sea dicho. Hay a quien los días navideños se le antojan tristes y desean que pasen a la mayor velocidad. Quizás se sienten mal porque nada les vincula a quien debe ser el protagonista de la fiesta —Jesús— o tal vez los villancicos se le antojan demasiado melosos o no soportan la cercanía de algunos miembros de la familia, fácilmente irritables y permanentemente dispuestos a la discusión.


Algunas navidades celebran el consumo, el derroche y la ostentación. Mientras tanto el niño Jesús permanece encerrado en la habitación más oscura de la casa. Celebran el nacimiento del Niño sin Niño.  

A veces la Navidad inflama la oratoria. Tampoco es eso. ¿Qué les parece la frase de esta autora? ¿Qué es la Navidad? Es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Es el deseo más sincero de que cada taza se rebose con bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino nos lleve a la paz. (Agnes M. Pharo)

En ocasiones hay quien se embriaga con las palabras y pronuncia frases con escasa moderación. Por ejemplo, un conferencista decía: navidad es una conspiración de amor. Tampoco hay que pasarse porque del dicho al hecho hay un trecho y un refrán dice que de lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso.  

Una navidad sin límites

El sentimiento genuino de la Navidad debiera durar los 365 días del año. No en vano Harlan Miller anhelaba repartirla en doce jarros para destapar uno cada mes del año.

La Navidad empieza antes del día 25 de diciembre. Mucho antes imagina uno las fiestas que celebrará con los amigos, el calor del hogar, los días festivos, la familia en torno a la mesa.

El punto de referencia de la Navidad no es el 25 de diciembre ni la estación invernal. La fecha tiene que ver con la alegría compartida, la emoción sostenida y la firme creencia de que es posible vivir más fraternalmente.

Ambientación navideña

Los deseos de paz y felicidad surgen a borbotones en la temporada navideña. Se repite mil veces el deseo de que los mejores sueños se hagan realidad, que la ilusión brille en el hogar y que los abrazos sean más intensos y calurosos que en el resto del año. ¡Feliz Navidad!


¿Será verdad que las estrellas intensifican su brillo y los crudos días de invierno —que no en el trópico— se vuelven más cálidos simplemente porque es Navidad? Seguramente que no, pero dejemos que los sueños y las ilusiones atropellen la lógica y la evidencia por unos días.

Cierto que en el aire se respira la magia de la fecha navideña. Las luces que guiñan el ojo al caminante en las avenidas de la ciudad ayudan a crear este ambiente de encantamiento. De ahí el tráfico abundante de buenos deseos y bendiciones.

La luz de los grandes almacenes, la silueta iluminada del árbol navideño, los villancicos que se escuchan en el fondo de la sala, el incienso que se esparce en la Iglesia… Todos estos ingredientes —que también son sensaciones— van configurando la navidad. El envoltorio, una amistosa sonrisa.

No sé por qué las estrellas juegan un papel destacado en la época navideña. Quizás por la asociación con la estrella de los magos. O porque muchas noches invernales muestran todo su caudal de lucecitas chisporroteantes en el cielo oscurecido.

Navidad en familia

Navidad es un momento especialmente propicio para acercarse a aquellos que la vida ha ido distanciando. Estén lejos o estén cerca. Sea el tiempo o la geografía los culpables de la distancia o las sospechas y rencores que se han ido acumulando.

Crean un ambiente de fiesta y delicadez los regalos debajo del árbol. Pero si la familia que habita la sala mantiene rencores y discusiones, toda la decoración se arruina. La familia desunida amarga la navidad. 

Cierto. La Navidad aporta un plus de calor familiar, de deferencia y delicadeza hacia nuestros prójimos. Así lo afirma la actriz inglesa Joan Winmill Brown: Cuando llegue el día de Navidad, nos viene el mismo calor que sentíamos cuando éramos niños, el mismo calor que envuelve nuestro corazón y nuestro hogar.

Charles Dickens escribió abundantemente sobre la Navidad. Una de sus frases dice así: Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar.