El Santuario de Lluc, donde reside el autor.

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jueves, 22 de abril de 2010

S. Jorge: una rosa y un libro en primavera

Mañana, 23 de Abril las ramblas de Barcelona serán un hormiguero. El personal sube y baja, conversa, compra y admira. Generalmente el clima acompaña: nos encontramos en plena primavera. Es el día de de S. Jorge, del libro y de la rosa. Una jornada que Catalunya marca con color de fiesta en su calendario.

Tengo pocos recuerdos de infancia y juventud sobre este día. Luego me fui al Caribe y sólo me llegaban noticias escritas acerca del particular. Actualmente resido en Barcelona, tengo la sensibilidad más despierta y soy testigo de que, aun antes de la celebración, se multiplican las referencias en la prensa oral y escrita, se organizan charlas y las organizaciones cívicas preparan el día con esmero.

Se trata de una de estas festividades en que el acuerdo nace unánime y espontáneo. De una tradición que se acepta sin más porque carece de aristas y de intenciones solapadas. En el día de S. Jorge, una rosa y un libro. La rosa como símbolo del amor y el libro como referente de la cultura. Ambas cosas cubiertas con un manto inicialmente religioso: la conmemoración del santo.

La figura de San Jorge despertó gran admiración en la Europa medieval. En realidad sabemos muy poco de su biografía, pues sucede que la leyenda ha fagocitado la historia real. Era militar romano y cristiano que fue martirizado en el 303 por no renegar de su fe. Poco más cabe decir.

Georgius es la palabra romana que significa campesino. Quizás por ello la conmemoración litúrgica se ha situado el 23 de abril: explota la primavera y la tierra promete su fruto. Al santo la gente le atribuye la función de proteger las cosechas, como también un indefinido patronazgo sobre los enamorados. Y, claro, del enamoramiento a las rosas no hay mucho trecho.

Catalunya eligió a S. Jorge como a su patrón. La leyenda más famosa que versa sobre el santo relata que en un país indeterminado un dragón atemorizaba a sus habitantes. Para apaciguarlo sus habitantes le ofrecían periódicamente un cordero y una doncella elegida al azar. La suerte dictó un día que la tal doncella fuera la hija del rey. Llegó S. Jorge, mató al dragón y liberó a la doncella. En consecuencia toda la población se convirtió al cristianismo. Hermoso cuento de hadas que irriga los substratos profundos de la poesía humana y se abre a mil interpretaciones.

La imagen más conocida de S. Jorge consiste en el santo montado sobre un caballo blanco, liberando a la doncella y asestando una lanzada al dragón que arroja bocanadas de fuego.

Resulta imposible asignar fecha de nacimiento a la tradición popular de regalar una rosa el día de S. Jorge. Un símbolo vinculado al amor cortés. Los caballeros regalan una rosa a una dama cercana. Cierto que en el siglo XV se celebraba ya la feria de las rosas en este día en los alrededores del palacio de la Generalitat.

¿Y el libro? En 1926 en el Estado español se instauró la fiesta del libro al coincidir con la muerte de Cervantes. En Catalunya se unificó la jornada con la fiesta que existía con anterioridad. Desde entonces se empeñan en regalar una rosa y un libro.

De modo que en Catalunya el 23 de abril es el día de San Jorge, de la rosa y del libro. En otras palabras, el día del santo Patrono, del amor y de la cultura. En definitiva, un día de gran significado cívico. Una jornada entrañable, que la gente ha hecho suya con toda espontaneidad. Estas cosas fan país (construyen el país) como dicen algunos escritores del Principado.



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