En el próximo viernes santo Lluc será escenario de la representación de el
Plant de la Verge (lamento de la Virgen), una valiosa pieza literaria escrita
por Ramon Llull. Con más motivo en esta ocasión en que se cumple el 700
aniversario de su muerte.
Cada vez son más los fieles ―a pesar de constituir un grupo
minoritario― que suben la montaña para escuchar las lamentaciones de la Virgen,
fruto de la devoción y el sentido estético del conocido como hijo mayor de
nuestra raza. Y cada vez más, observando los buenos frutos que cosecha, otras iglesias
de Mallorca recuerdan los lamentos de Nuestra Señora.
El Santuario de Lluc, desde hace unos quince años, ha recobrado este hermoso escrito repleto de emoción, ternura y
sentimiento. Anteriormente se recitaba el Sábado Santo, pero ahora se ha desplazado al Viernes Santo por sus similitudes con el Viacrucis.
Los Blauets o escolanes complementan el recitado del texto
con el canto de las estrofas del Stabat Mater de Pergolessi. Y en un
determinado momento rodean a quien hace las veces de Virgen María sugiriendo que el pueblo fiel
desea consolar su pena y soledad.
El conjunto, recitado por Caterina Valriu ―que hace de
Nostra Dona― y relatado por Gabriel Campos ―el cronista― resulta conmovedor.
Ambos lectores son profesores en la Universidad de las Islas
Baleares.
Normalmente el blog está en castellano porque residí a lo largo de 22 años en el Caribe, entre República Dominicana y Puerto Rico, y lo leen algunos amigos y estudiantes que asistieron a mis clases por entonces. La entrevista está en mallorquín, pero presumo que les bastará un pequeño esfuerzo para entender su contenido.
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